martes, 13 de noviembre de 2018

El trabajo colaborativo entre el profesorado como estrategia para la inclusión


Alejandra Saldivia Gómez

Referencia: Huguet, T. (2009). El trabajo colaborativo entre el profesorado como estrategia para la inclusión. En Giné, C. y otros (2009), La educación inclusiva: de la exclusión a la plena participación de todo el alumnado, (pp. 81-94). Barcelona: Horsori.

Síntesis y principales conclusiones:
Huguet divide el capítulo en ocho apartados, con la finalidad expresar los principales puntos a considerar en torno al trabajo colaborativo entre el profesorado como estrategia para la inclusión.
1. Colaboración, inclusión y especialización: Es necesario que se originen cambios en las prácticas educacionales de las aulas, pues hasta ahora los/as docentes se han ido formando en base a costumbres que no fomentan la inclusión. Reflejo de esto es que la enseñanza se encuentra ideada para grupos homogéneos, excluyendo a alumnos/as que no logran seguir el ritmo del grupo. De esta manera, se ha marcado una tendencia a definir como "especial" a cualquier alejamiento de la supuesta "normalidad", produciéndose una sensación de desconocimiento y miedo a lo diferente, recurriendo a los/as docentes con especialización, lo que propicia la delegación y fragmentación de la educación.
2. Necesidad de flexibilizar las fronteras entre los/as distintos/as profesionales: Las prácticas mencionadas anteriormente terminan aislando a los/as docentes, limitan su espacio de intervención y  provocan múltiples inseguridades. Así, se concluye que el conocimiento especializado es necesario y debe ser compartido y contrastado con los/as profesores/as, de manera que se generen procedimientos y estrategias para que cada uno/a de ellos/as pueda atender a cada alumno/a del aula, teniendo como objetivo fomentar la participación y aprendizaje de todo el grupo, potenciando además su autonomía como profesional.
3. Colaboración, organización y clima relacional: En los centros es fundamental valorar la diversidad, mostrando respeto e interés ante las ideas y conocimientos de los/as demás, lo que favorece cambios positivos en el crecimiento de los/as docentes, creando un mejor clima relacional. Además, es fundamental la organización de horarios, dando un tiempo en él para hablar de inclusión, de manera que se analicen propuestas y problemáticas, formándose un espacio de enriquecimiento y de apoyo entre los/as profesionales.
4. Dos profesores/as en el aula: El trabajo de dos profesores/as en el aula -especializados o no- favorece la inclusión y la colaboración en el centro educativo. No hay que centrarse sólo en planificar o evaluar una actividad, sino que es importante hacer un contraste entre ambos momentos, valorando los resultados y observaciones que surgen del ejercicio. En toda colaboración en el aula, es necesario que se produzca un trabajo compartido con características como: actitud proactiva, reconocimiento del saber del otro, empatía, respeto, etcétera.
5. Cuando el/la profesor/a especializado/a entra en el aula: De momento, los/as profesionales especializados/as son quienes se sienten responsables de lo relacionado a la inclusión y la colaboración en los establecimientos -esperándose que en un futuro todo/a docente se encuentre comprometido/a y se sienta responsable de la inclusión-, tomando un rol clave en la mejora de los centros, pues tienen especial sensibilidad a las dificultades que puede estar pasando un/a niño/a u otros/as docentes. Así, se espera que éstos presenten ciertos valores y habilidades que favorezcan un clima colaborativo y de apoyo mutuo, pudiendo generar un aprendizaje bidireccional con el/la docente del aula.
6. Colaboración y planificación: Momentos de colaboración y comunicación en la que dos profesores/as, teniendo en cuenta a todo el grupo, preparan y planifican las actividades; negocian los roles; gestionan los espacios, los grupos y los tiempos; observan qué alumnos/as poseen mayor necesidad de apoyo y cómo éstas serán atendidas.
7. Colaboración y comunicaciones durante la actividad: Cada momento en el aula es único, y aporta información importante a considerar si se desea mejorar; por lo que la comunicación que se da entre profesores/as al conversar sobre alumnos/as durante la actividad, es fundamental, pues fomenta el conocimiento mayormente ajustado a los requerimientos del niño/a.
8. Colaboración y evaluación: Valorar conjuntamente las sesiones compartidas es una valiosa instancia para la mejora de la metodología y del nivel de colaboración en el aula. Hay que evaluar tanto aspectos de enseñanza-aprendizaje, como también aspectos de la interacción entre los/as educadores/as, con el fin de avanzar y generar un buen nivel de colaboración entre las partes.
Considerando los puntos expuestos previamente, la autora hace hincapié en que para construir aulas inclusivas es necesario crear dinámicas colaborativas entre profesionales, con el fin de que todos/as vayan adquiriendo responsabilidades en este gran proyecto, pudiendo participar en él, independiente de su área de conocimiento.

Breve comentario: Lo expuesto por Huguet es de especial importancia para la temática central del curso, pues el profesorado -especializados o no- tiene un papel fundamental en la inclusión. Para que se avance hacia lo inclusivo es necesario que se implementen prácticas que valoren la diversidad y atiendan no sólo las necesidades de los/as alumnos/as, sino también las múltiples inseguridades que pueden presentar los/as docentes a la hora de enfrentarse a los requerimientos y necesidades de apoyo de todos/as los/as educandos, estableciendo espacios de colaboración y cooperación entre los/as profesionales, con el fin de optimizar constantemente las actividades y relaciones que se dan en el aula, creando prósperos espacios de aprendizaje-enseñanza bajo una metodología inclusiva.

Citas textuales:

"La cultura docente en general se ha ido construyendo a partir de supuestos básicos que no favorecen la inclusión" (p. 81).

"La fragmentación y la especialización acaba aislando a los educadores, acotando su ámbito de intervención, y los convierte en profesionales que necesitan la ayuda de expertos y especialistas en cada parcela educativa, según el problema o decisión a la que se enfrentan" (pp. 82-83).

"El conocimiento especializado es necesario, pero (...) requiere ser compartido, desmitificado y contrastado con las miradas de los docentes directamente implicados con los alumnos y con su integración en el grupo" (p. 83).

"El problema no es el alumno que no aprende o que experimenta barreras al aprendizaje; el problema o, mejor dicho, el reto es que todos los profesores se impliquen en la mejora de las situaciones de enseñanza para que todos los alumnos puedan participar y aprender (p. 91).

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